sábado, 18 de abril de 2015

Las Bombillas Ahorradoras Vs El Daño al Ambiente



Uno de los primeros consejos que recibimos, al momento de hablar del ahorro de energía, es la importancia de cambiar las bombillas tradicionales por bombillas ahorradoras. Este tipo de bombillas consumen 4 veces menos energía y pueden durar hasta diez veces más que una bombilla común. Nos describen como la energía eléctrica necesaria para hacer funcionar una bombilla incandescente emite, en promedio, cinco veces más CO2 que la empleada para una bombilla ahorradora. También nos describen que los 23 vatios de una lámpara de bajo consumo equivalen a 100 vatios de una lámpara incandescente, lo que se traduce en un ahorro de 80 vatios en la factura eléctrica con el simple hecho de cambiar de fuente de luz.

Sin embargo, el aspecto que siempre se olvida mencionar es que estas bombillas ahorradoras contienen mercurio (Hg).

Las lámparas y bombillas están catalogadas como residuos especiales, en razón a que contienen gases que mezclan en pequeñas cantidades el mercurio y el argón, para dirigir el flujo de la corriente eléctrica dentro del tubo.






Al contener una sustancia altamente tóxica, para evitar que se rompan es muy importante entender que su separación en la fuente, en las casas u oficinas, así como su disposición final, no corresponde hacerla con los residuos ordinarios y menos con los reciclables.





Los elementos que más contaminan los suelos por la mala disposición final de los residuos de lámparas fluorescentes son el mercurio, el zinc, el níquel, el cadmio, el plomo y el manganeso. 

Es usual encontrar entre los residuos orgánicos partes mezcladas de desechos de lámparas fluorescentes con contenido de mercurio, que por años han sido arrojados en tiraderos al aire libre o en rellenos sanitarios. Esta situación provoca que se liberen sustancias contaminantes en la atmósfera por la volatilización del mercurio, a la vez el ingreso de lixiviados a los depósitos de agua subterránea.

El mercurio es un metal tóxico, que en ciertas formas puede acumularse en los tejidos de los organismos y causar problemas de salud. De hecho, la Organización Mundial para la Salud advierte sobre los efectos perjudiciales de este tipo de bombillas al romperse, pudiendo afectar los sistemas nervioso, digestivo, respiratorio e inmunitario. En cuanto a sus efectos sobre el ambiente, la cantidad de mercurio presente en estas bombillas, que por lo general oscilan entre 4 y 8 mg de mercurio, es capaz de contaminar el aire además del suelo y los cuerpos de agua (tanto superficial como subterránea), como consecuencia de la infiltración de los lixiviados debido al tratamiento inadecuado para su disposición final. Especialistas afirman que la cantidad de 5 mg de mercurio presente en esta clase de bombillos es suficiente para contaminar el equivalente a 25.000 vasos de agua.

A nivel mundial se ha venido reconociendo que el reemplazo de bombillas incandescentes por bombillas fluorescentes no es una solución de tipo permanente, sino una medida de corto o mediano plazo. Es el desarrollo y difusión amplia del uso de bombillas que proporcionen una buena iluminación y que sean energéticamente eficientes, libres de mercurio, duraderas, baratas y no tóxicas, la solución real a largo plazo en la que aun se trabaja.


¿La bombilla se ha ROTO?: ¿Qué hacer?


De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud, si una bombilla ahorradora se rompe debemos seguir los siguientes pasos:


  1. Salir del lugar donde ocurrió el accidente por espacio de 20 minutos, para evitar la inhalación de los gases de mercurio.
  2. No barrer, ni aspirar el área.
  3. Utilizar guantes de goma y cubrirse la boca.
  4. Recoge los fragmentos grandes y colocarlos en la caja.
  5. Recoger los fragmentos pequeños y astillas con un papel o pedazo de cartón y colocarlos en la caja.
  6. Limpiar la zona utilizando un paño húmedo.
  7. Colocar el paño dentro de la caja.
  8. Sellar la caja utilizando cinta adhesiva.
  9. Rotular el contenido de la caja: “MERCURIO”
  10. Llevar la caja a un área donde se traten los desperdicios potencialmente peligrosos. ¿Vertedero municipal?.

Efectos tóxicos del Hg:

El Mercurio es un metal pesado altamente venenoso cuya acumulación en el organismo puede producir daño renal, pulmonar y cerebral, alteración del sistema nervioso, reacciones alérgicas en la piel, irritación de los ojos, sordera, pérdida de la memoria, vómitos y diarreas, efectos negativos en el sistema reproductivo, dificultad en el proceso de aprendizaje en los niños y hasta depresión.

Indiscutiblemente hay muchas fuentes de Mercurio en el ambiente. Las bombillas ahorradores no son la única, pues también podemos encontrarlo en el agua, el aire y algunos alimentos. Por eso es importante destacar que aun cuando un único contacto con una bombilla ahorrador rota no reviste peligro determinante para una persona, siempre existe el riesgo de acumulación de Mercurio en el organismo, donde a la postre sí puede producir efectos tóxicos de relevancia.

De ahí la importancia de saber que una bombilla ahorradora que se rompe en casa no debe ser tratado como basura normal y corriente. Sus vapores tóxicos penetran por los poros. También ingresan al aire y de allí al resto del medio ambiente. La contribución que cada persona pueda hacer en este sentido es muy valiosa, tomando en cuenta que el uso de las llamadas bombillas ahorradoras está bastante generalizado en algunos lugares del mundo, aunque por lo pronto solamente se fabrican en países como China, donde la normativa legal no tiene precisamente estándares ambientales ampliamente reconocidos.


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